19 de agosto de 2012

A los 15 no se ama.


Ella no olvida aquel frío adiós. Adiós que salió de sus propios labios. Y él se quedó allí, sin saber qué decir. Sus ojos verdes derramaban una tímida lágrima. Y es que, por primera vez, sintió el adiós. Un adiós que salía de boca ajena y se clavaba directo en su corazón. 

Y él pensó en cada momento. Cada vez que ella le cogía de la mano imitando a la primera vez en la que lo hizo él. Y pensó en sus ojos. En todas las lágrimas que derramaron por su culpa. Pedir perdón, ahora...Ya era tarde. 

Y ella se acordó de cada día a su lado. De cada lágrima de felicidad que había recorrido su cara pensando en él. En él y en un futuro perfecto juntos. En su casa perfecta, hijos perfectos...Vida perfecta. 

O imperfecta, llena de imperfecciones. De orgullos. De discusiones y celos. De tardes tirada en la cama. De noches llorando en un portal. De amigas que no soportaban ni aceptarían su dolor jamás. 



...hacer de tu nombre una de esas palabras con más valor que sentido.

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